22 feb 2011



UN DÍA QUE NO TIENE NADA DE RARO
Hacía mucho que no metíamos ninguna entrada, pero el "guai-fai" (Wi-Fi) nos había abandonado en nuestro departamento.

Es momento de vacaciones para todos los chilenos, y eso se nota, nuestra terraza abarrotada ha dejado paso a mesas vacías, Jhenny se mueve ahora con menos soltura y nos dedica más tiempo, habla con nosotros y cerveceamos juntos.

Pese a ello, las anécdotas siguen sucediendo, una pareja alcoholizada y algo más... llega a Bellas Artes, se caen de la silla, rompen algunos vasos, emiten algo parecido a chillidos, piden más cerveza... hasta que el dueño se cansa y les invita a irse, surge el conflicto, no llegan a las manos pero avisan a los carabineros que al llegar intentar multar a Mario (dueño del local) porque dicen que tiene la terraza ilegal, con la pareja no hacen nada.
Discusiones, chillidos, se siente un nerviosismo general, en la vereda se hacen corrillos, toda la clientela atónita para ver que sucede, parece el cine pero las palomitas han evolucionado hacia la cerveza.
Finalmente un grupo de chavales que pasean por la calle se acercan gritando: Po! ¿qué haces tu ahí? ¿qué tal? empujan a todo el mundo para hacerse un hueco, incluso a los carabineros, y saludan con abrazos enérgicos a la pareja, se van todos juntos y aquí no pasó nada.

Llega un nuevo tipo pidiendo tragos de cerveza, una mesa, dos mesas, nuestra mesa, una mesa más y de repente, ¡Compañero! y allí se queda en esa mesa tomando cerveza porque era amigo de uno de los clientes...

Parece que está de moda pedir en Santiago aunque no lo necesites.

Todas las mesas comentamos lo surrealista de la situación y llega un nuevo chico pidiendo dinero, se pone detrás de Fer y como se va a a caer se agarra a su hombro, cuando se da cuenta de lo que ha hecho, le da unas palmaditas para disimular, Fer que no se ha dado cuenta de nada, se da la vuelta y dice: ¡hola!.

Las risas estallan en la terraza, y en ese momento hace su aparición un nuevo pedigüeño que al pedirnos tabaco nos echamos a reír, el chico huye despavorido.





























































Estaba claro que iba a ser una noche distinta, noche "Túnel". Los chilenos se nos unen para hablar con las minas, quieren que las encandilemos con nuestro acento y ellos se encargan de entrar a matar...

Fue una noche distinta, volvimos a casa acompañados, de tres nuevos colegas de viaje: Lesly, Tomás y Maite. Y para desayunar... ENSALADILLA!!!!!!

Los demás días sin problemas, nos perdemos en el metro, comemos en sitios rancios o con encanto (elegid la opción que consideréis oportuna), en el metro todo el mundo aprovecha para echarse una siestecilla... lo normal de Chile.

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