Cuando el hambre aprieta y se nos ha olvidado hacer la compra, o simplemente nos da pereza, hay que echar a volar la imaginación e intentar cocina algo semicomestible con lo que se pueda encontrar en la hielera y la despensa.
La receta es bien sencilla, un salteado de verduras coronado con un revuelto de ingredientes varios. Si tenemos que repetir otra vez la receta sería imposible, pero eso sí, no solo estaba para chuparse los dedos sino... ¡para llegar hasta el codo!
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