Mucho vértigo, y no nos referimos al disco de U2 precisamente. Estamos hablando de lo que sienten los limpiavidrios de Santiago.
Sin andamios, con arneses que causan risa y con toda la valentía del mundo, allá se suben para ganarse las lucas.
Admirable, suponemos que se ahorrarán uno pesos en puenting o demás deportes de aventura.
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