Los santiaguinos no son conformistas, cada día nos queda un poquito más claro.
Abundan las manifestaciones, muchas de ellas en pro de derechos que en España ya asumimos como inherentes al ser humano, andar en bicicleta, por ejemplo.
Quizá su inestable pasado político, muy reciente en algunos casos, les haya enseñado que la fuerza la tiene el pueblo, y que la implicación en la vida, es un deber.
¡Cuánto deberíamos aprender!
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