Llevamos 2 meses viviendo en Santiago, pero todavía hay pequeños rincones que nos quedan por visitar.
La sorpresa de hoy fue descubrir en medio del ajetreado y siempre caótico Patronato, el mercado de la Vega Central.
Es una lástima que solo podamos dejaros fotos, porque el olor que había allá alimentaba por si solo, fresas, chirimoyas, cítricos, duraznos... formaban una apetecible y espectacular macedonia de olores.
¿Los precios? mucho más que asequibles, y ¿la calidad? insuperable, solo nos queda esperar ¡qué tarden mucho en utilizar cámaras para conservar la fruta!.
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